miércoles, 22 de febrero de 2012

Memorias

Cuando alquien te hace algo malo, no duele igual cuando quieres a esa persona que cuando no. En realidad, las cosas cuando vienen por parte de personas a las que quieres llegan a doler tanto que ni siquiera sabes diferenciar la medida en la que lo están haciendo. Sólo sabes que duele y que el dolor no atiende a razones.

Porque con disimular con un me da igual, cuando no es así, no se arregla nada si estás roto por dentro. Porque cuando el dolor toca tan hondo es difícil olvidarlo. Perdonar sí, olvidar no. Muchos dicen que el secreto de la felicidad es tener poca memoria y yo, por desgracia, tengo muy buena.

Hace unos días leí cosas como que 'nunca es seguro suponer que uno tiene amigos' o que puede que estemos rodeados de 'gente con la que congeniamos pero que no saben satisfacer nuestras necesidades sociales'. O tal vez sí que lo hagan, pero una vez hecho se llevan por delante tu corazón.

Al final quedan muy pocas personas a tu alrededor y estarás tocado, nunca hundido, sin embargo, habrás aprendido

jueves, 2 de febrero de 2012

Poco y todo.

Cuando dejé de ser pequeña y empecé a ser mayor, además de mi madre encontré dos figuras importantísimas en mi vida, a las que estaré eternamente agradecida y a las que mi amor por ellas llega a unos límites increíbles.

He tenido la suerte de nacer rodeada de personas buenas y con un corazón inmenso, que me han querido, cuidado, protegido, defendido, apoyado cuando más lo he necesitado. Creo que llega hasta tal punto que una de las decisiones más importantes de mi vida la tomaré con ellos de testigos.

La suerte de tener unos abuelos que hicieron que naciera mi madre y sus hermanos para cuidarnos y pretegernos a todos, para enderazar nuestros caminos y ocupar el lugar que otros dejaron. Por lo importantísimos que son, espero compensar algún día todo lo que han hecho por mí.