domingo, 10 de febrero de 2013

Adiós.

Adiós, no como sorpresa. Adiós, como despedida. Cincuenta días después me he visto en la obligación de volver aquí, abrir el blog y hablar de él. Nunca antes lo había hecho. Tal vez porque no le daba la importancia que en realidad tenía. Hace dos años y medio que entraste en nuestra vida. Nuestra, porque creo que nos pertenece, aunque este tipo de cosas indiquen que no.

Porque contigo querido, se van miles de recuerdos. Porque contigo aprendí a muchas cosas, y creo que entre ellas está la de vivir. Porque a tu lado vivimos la mejor historia que podía existir. Porque dentro de ti hay miles de lágrimas, pero también millones de sonrisas. Porque estás casi desde el principio, desde nuestro principio y ahora te vas, sin despedirte.

Al principio, teníamos otro, pero pronto viniste tú. Por eso eres tan especial. Cómo siendo algo relativamente poco importante, duele tanto tu pérdida tiene más que ver con todos los sentimientos y emociones que te llevas contigo. Muchas más cosas, imposibles. Muchos más, otros, vendrán, y espero que puedan ver lo mismo que tu. Pero, sobre todo, que sigan siendo nuestros.

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