sábado, 1 de junio de 2013

¿Los parques? Con toboganes.

Lo bueno que tiene que miles de personas pasen por tu vida es que tienes la certeza de que las que se quedan, lo harán para siempre. Probablemente serán cuatro o cinco, no creo que más de seis, pero serán las mejores.

Cuando cambias de ciudad puedes sentir miedo por creer que no encontrarás nunca tu sitio. O puede que tu único deseo fuera salir de ese maldito sitio que te ha tenido atada toda tu vida. El caso es que conoces a personas de las que te puedes llevar un trocito para el recuerdo, otras que no olvidarás porque las odiabas y otras a las que nunca te tenías que haber acercado porque cuando se suele soltar veneno, se hace en todas direcciones.

Pero esas cuatro personas, o cinco, o tres, cuyos rostros te vienen a la mente cuando hablas de amistad, estarán siempre. Ni siquiera hace falta que las cuides, ellas saben hacerlo. Las personas, tus personas, estarán ahí siempre. Como los toboganes en los parques. O eso espero. Lo de los toboganes, digo.

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