Es que es una pena, la verdad y te diría que lo digo con todo el dolor de mi corazón, pero estaría mintiendo y no me gustan las mentiras. Porque hace mucho, y digo mucho, que ya no dueles. A veces pienso que si he podido olvidar tu amor, podré olvidar cualquier otro. Y si ya apenas tengo recuerdos tuyos, a quién no voy a poder borrar.
Pero sí que es una pena, claro. Se supone que deberíamos haber estado toda una vida aprovechándonos y nos hemos desperdiciado. Que tu tendrías que enseñar mis fotos y yo presentarte a las personas importantes. Pero nos perdimos mucho antes.
Y sí que es una pena que no hayas vivido por mí. También que hagas sufrir a la que le sigues doliendo. A veces no hay razones para querer a alguien y lo haces. Y otras veces las hay para quererle y, sin embargo, no te sale. Dicen que así es la vida.
Vaya vida, por cierto. Todavía estoy esperando yo a que el tiempo ponga a cada uno en su lugar, a que la vida le dé a cada uno lo que se merece y a que crezca la lenteja que planté en un vaso de plástico cuando estaba en el colegio. Y es que ya ni siquiera me sale algo bonito cuando te escribo.
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