miércoles, 25 de mayo de 2011

Superficial

No sé si no tener tiempo es bueno o malo, pero el caso es que no lo tengo. No lo tengo para esto, mucho menos lo tengo para ti. Y no me importa, el día que lo tenga escribo, el día que lo tenga para ti, probablemente elija no tenerlo. Porque sinceramente prefiero que todo siga así, entre tú y yo, lo justo, como acordamos en su momento. Como tenía que haber sido siempre.

Soy una persona difícil, te puedo sonreir mil veces y darte algún abrazo si lo necesitas, y sin embargo, puedes seguir sin significar absolutamente nada para mí. Tengo mi barrera y no es fácil superarla. La vida me ha enseñado a eso. Me puedo llegar a llevar muy bien contigo, reirme, consolarte, e incluso alguna vez, como no, has llegado a darme pena.

Has llegado a darme pena porque si vieras tu situación desde fuera te darías cuenta de lo que la vida ha hecho contigo, en lo que te has convertido. Es increíble lo que pueden llegar a cambiar las personas, y tú lo has hecho. Demasiado, tal vez. Nunca lo sabremos.

Sin embargo, hoy sé que no tengo por qué sentir pena por ti. Tienes lo que te mereces, lo que tú te has buscado. Te lo has ganado a pulso y lo has conseguido. Por mi parte, yo seguiré con mi barrera, prefiero ser así. Por la tuya, enhorabuena, te has ganado no tener a gente como nosotras a tu lado.

lunes, 16 de mayo de 2011

Tarde de verano

Es una tarde tranquila, para disfrutar. Hace calor, ya es julio. Empiezan la tarde en un centro comercial comprando juguetes, ropa, comida…Sin embargo, en un minuto la tarde cambia por completo. La madre recibe una llamada, el niño la mira preocupado.
-Nos tenemos que ir. Salen deprisa del centro comercial, el niño no replica. Cuando mamá dice algo de modo tan serio no hay que replicar, sólo obedecer.
Se montan en el coche. La madre se pone las gafas de sol. El niño no alcanza a ver sus ojos, no sabe si está llorando, pero se teme lo que ha pasado. De todas formas, no quiere saberlo, no quiere oírlo; lo sabe, pero no quiere escucharlo.
Hay un momento en la vida en el que creces de repente, a cada uno le llega en un momento diferente, a él le llegó en aquel preciso instante. Ha llegado la hora de crecer, tiene que preguntarlo y aceptarlo, como un adulto. Llega el momento de hacerse mayor:
-Mamá, ¿qué ha pasado?...

jueves, 12 de mayo de 2011

No espero nada de ti

Ya soy mayorcita, sí, y sé cuidar de mi misma, o por lo menos lo intento. Aunque de pequeña pareciese una niña frágil, siempre he sido la más fuerte, la más fuerte de toda la familia, estoy segura de ello. He aguantado todo lo que he tenido que aguantar y he pasado con nota cada prueba. Puedo decir que ahora soy una chica de bien y busco tener un buen futuro. Hace meses que vivo como nunca antes, y nadie me ha regalado nada, ni siquiera tu. Tú pusiste todas las piedras del camino. ¿Y sabes una cosa? Estoy bien, perfecta desde hace meses, lo que tengo me lo he ganado y ya no espero absoltamente nada de ti. Que te vaya bonito.

domingo, 8 de mayo de 2011

Una tras otra

He lavado ropa y he sacado unas prendas manchadas. No hay que mezclar los colores, lo claro con lo claro, y lo oscuro con lo oscuro.
He hecho lentejas y se me han quemado. Hay que ponerle el fuego bajo y moverlas mientras se hacen.
He salido a la calle poco abrigada y luego he tenido que aguantar cuarenta de fiebre sin nadie que me cuidara. Tienes que abrigarte que hace mucho frío.
He estado tomando una decisión difícil. No es difícil, tienes que hacer lo que sientes.
Me he caído y me he raspado las rodillas, los codos…No deberías hacer todas esas cosas con la bicicleta.
He aprendido muchas cosas, pero para ello me he tenido que equivocar.
Ahora tengo la piel quemada y sé que para aprender antes tengo que equivocarme. He cometido muchos fallos y creo que vendrán más. Es la vida, supongo, o al menos la mía.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Tiene nombre

Y una vez más, me voy. Y las que me quedan. Y no quiero que cambie nada, que todo siga como siempre, solamente pido eso. Que cuando vuelva una vez más, sigan estando allí, que no falte nadie, que sigan estando todos. Todos y cada uno de ellos, porque es lo que me hace falta, lo que me empuja a seguir adelante.

Es esa sensación que tengo cada vez que cojo el tren, la que me llena el estómago de nervios y los ojos de lágrimas, la que siento cuando me alejo, la que me encoge el alma. Con la que pido que al volver nada haya cambiado, con la que me doy cuenta de lo que realmente es importante, los que realmente son importantes. La que quiero sentir siempre porque eso significa que seguis aqui, conmigo.

Es ese miedo a que las cosas cambien, mis cosas. No pueden cambiar, las quiero siempre así.