viernes, 14 de octubre de 2011

Normalidad

Sales de casa, te metes al metro. Móvil, cascos, música. ¿Que no hay asiento? Pues te quedas de pie. ¿No tienes donde agarrarte? A lo mejor te caes. Bajas, escaleras arriba, escaleras abajo. Subes a otro. Dos paradas, llegas. Muy rápido, demasiado tal vez.

Universidad, clases, comidas en el taper, amigos, amigas. Vuelta a casa, metro, llamadas por teléfono. Otra vez, día tras día. De lunes a viernes, de lunes a domingo. El tiempo trascurre minuto tras minuto, a veces se disfruta más y otras veces menos. Y no es fácil nada de esto, pero es lo que quiero y lo que he elegido.

Hoy he pasado de vivir deprisa para llegar pronto, a llegar demasiado rápido. Hasta a veces me he quedado sentada y me he pasado la estación. Fallo técnico. No puedo negar que vivo mucho más relajada, tranquila, menos sobresaltada, tal vez hasta que vivo mucho mejor. Todo se ha vuelto ha transformar. Sin embargo, hay algo que no ha cambiado, es tu asencia, eres tú, es que te echo de menos.

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