Con la mochila a cuestas en busca de una vida mejor, huyendo de todo lo que tiene que ver con su ciudad, su familia y sus amigos. Está harto y es hora de dejarlo atrás. Desde que nació nunca encontró nada que le atara a ese lugar, entonces, ¿por qué quedarse?.
No hacía falta recoger demasiadas cosas de la habitación, no llenaría una maleta. Nunca tuvo demasiado, pero no era por eso por lo que se iba. Abandonaba su casa porque no la aguantaba, se le caía encima. En sentido figurado o literalmente, daba igual, se caía.
Mira que ha intentado veces ser una columna para que ese hogar no se derrumbara, para que no fuese nunca un foco de atención. Solo algo que sostiene el techo. Estaba harto de querer ser eso. No tenía por qué ser una columna pudiendo ser una catedral.
Así que, en la mochila, además de poca ropa y unas zapatillas, llevaba cal, arena y agua. La mezcla para hacer agramasa. El paso previo a la construcción de algo. Y ese algo sería una gran catedral. Llena de felicidad e ilusiones. Ilusiones que, desde hacía mucho, solo tenía él. Ilusiones que caracterizan a un niño. Un simple niño de doce años.
lunes, 19 de noviembre de 2012
martes, 13 de noviembre de 2012
Intocables.
No hay nada que me pese más en el alma que lo de que un día llegaras a pensar que no te quería. Te quise, te quiero y te querré. Pase lo que pase en este vida, y sobre todo, hagas lo que hagas. Por eso nacimos. Para estar juntas, crecer juntas. Para que cuando yo fuese pequeña, cuidaras de mi. Y para que ahora que somos grandes, lo haga yo de ti.
Eres de las pocas personas que puede hacerme llorar de manera inexplicable, por tu felicidad, por tu tristeza o por tus problemas. Da igual, lo haces. Porque eres de las personas que más quiero en la vida y de las que me siento más orgullosa. No hay duda.
Algún día miraremos el pasado juntas, y no solo veremos a esas dos niñas que jugaban a cosas muy diferentes, o que se peleaban por ocupar el asiento central de la parte de atrás del coche. Algún día, repasaremos nuestro pasado más reciente juntas y nos reiremos. Créeme que lo haremos. De todos nuestros errores y de nuestro día a día.
Seguramente, ya han conseguido lo que un día se propusieron: Que lo que nació para estar unido, no sea jamás separado. Lo que hemos pasado forma parte de nosotras para siempre. Y no hay otro vínculo como ese.
lunes, 5 de noviembre de 2012
Calles tortuosas.
Y mira que la espera se le hacía larga, difícil, imposible de llevar. Horas interminables, minutos que no pasaban, segundos que contaba. Pero nada, no había absolutamente nada. Ni una señal de que las cosas seguían bien, igual que siempre, como las había conocido hasta hacía no mucho. Un vacío que se sentía en el fondo del pecho, en un lugar cercano al corazón.
Y de ahí al estómago, nervios y culebras que se enredaban en sus tripas. Esa sensación nunca ha sido presagio de algo bueno, por lo que aún con lo poco que había vivido, sabía que lo que estaba por llegar iba a ser lo peor de su vida.
Por supuesto, lo fue. "Ojalá nunca conocieras a las personas que te van a hacer daño". Puedes perder miles de momentos buenos, pero jamás vivirías ese puto momento en el que el mundo se te cae encima, tu vida se rompe y tú, como persona, nunca vuelves a ser la misma. Ojalá siempre fuese ayer.
Y de ahí al estómago, nervios y culebras que se enredaban en sus tripas. Esa sensación nunca ha sido presagio de algo bueno, por lo que aún con lo poco que había vivido, sabía que lo que estaba por llegar iba a ser lo peor de su vida.
Por supuesto, lo fue. "Ojalá nunca conocieras a las personas que te van a hacer daño". Puedes perder miles de momentos buenos, pero jamás vivirías ese puto momento en el que el mundo se te cae encima, tu vida se rompe y tú, como persona, nunca vuelves a ser la misma. Ojalá siempre fuese ayer.
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