domingo, 10 de abril de 2011

Antes eras de los buenos

Creo que tuve una infancia feliz, bastante feliz. Todo era perfecto, puede que casi todos la recordemos así. Las pequeñas cosas te llenaban tanto y las malas apenas te afectaban. Yo llegaba a casa del colegio y rápidamente me quitaba el uniforme. Esa falda no era nada cómoda, y mucho menos para una niña que disfrutaba con un chándal y un balón.

Bajaba a jugar con los amigos, esos amigos que cuando eres pequeño es imposible que te hagan daño. De esos sí da gusto tener. Y pasaba la tarde, y subía a casa con la ilusión de verle, de escuchar que había hecho ese día. Lo miraba con respeto, admiración, adoración incluso. Es increíble, ¿verdad? Juega en el equipo de los buenos...pensaba yo.

Me encantaba escucharle, me encantaba que estuviera fuera de casa si en esos momentos yo sabía que le estaba ganando a los malos. Sí, es bonito recordarlo. Pero no sé muy bien en que momento acabó todo. La vida pasó, yo crecí, él se fue, y un día dejó de jugar en el equipo de los buenos. Imposible. No, nada es imposible. Ya no había respeto, ni admiración, ni ilusión. Y por más que lo pienso no logro recordar en qué momento cambió todo.

Sin embargo, así fue, todo cambió, y ya nunca volví a ser esa niña que le esperaba con ojos brillantes, a la vuelta de cada viaje, para escuchar cómo lo había hecho, cómo les había ganado. Era un ídolo, era mi ídolo. Ya no. Se acabó. Ya no juegas en el equipo de los buenos. Ya no espero con ilusión esa bicicleta, esa equipación del madrid, ni ese pijama. Ya no somos los mismos.

1 comentario:

  1. Me gusta mizta, me gusta mucho. Muy pocos textos consiguen que se me ponga la piel de gallina.

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