lunes, 22 de julio de 2013

Moción de confianza.

En el instituto tuve un profesor que siempre nos decía que no había que fiarse de nadie, "ni aunque te dispongas a cruzar la carretera y sea tu padre el que viene de frente con el coche". No sería el mejor profesor, pero cosas de este tipo nos enseñó unas cuantas. Ésta especialmente me parece de obligado cumplimiento. No son los demás los que te traicionan, es la confianza que les tenías.

Por eso, siempre prefiero pensar que todo es mentira y procuro no fiarme de nadie. La confianza es previa a la decepción. Cuando menos te lo esperas, te llevas el chasco. Y es grande.

Tranquilidad. Que también sé que lo de no poder confiar en los demás es una gran putada. Lo sé porque lo sufro. Hay personas que se pasan de inocentes y otras de desconfiados. Siempre he preferido ser del segundo tipo y la verdad es que no me ha servido absolutamente de nada.

Supongo que todos terminamos traicionando la confianza de alguien, pero lo que recordamos es el hecho de que traicionen la nuestra. Será la necesidad de hacer las cosas mal para que las de después, al menos, salgan bien.

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