El problema es sentarse. Ya sea a hablar o a escribir. El problema es el miedo. Las ganas de correr o de quedarte parada para no avanzar más. El problema es que todos estamos hechos de demasiadas personas de las que nos cuesta mucho desprendernos. El problema es que no dejamos nada atrás. Porque no quieres o porque no puedes.
Lo difícil es intentar superar algo que no sabes si quieres superar. Supongo que lo difícil es ver cada día a la persona que podías haber querido. Pero también no ver a la que más has querido en tu vida.
Lo raro es plantarme delante de las teclas y no estar escribiendo de ti. Lo raro es no hablarte cada día o darte dos besos cuando te veo. Lo raro fue dejarme llevar, cuando nunca he sabido hacerlo.
Lo normal es que nada salga bien cuando has hecho las cosas rematadamente mal. O puede que, para que las cosas salgan bien, antes las tengas que hacer mal. No lo sé.
Lo jodido es no saber qué estás haciendo. Lo jodido es pararte a pensar y que se te borre la sonrisa. No tener ni idea de cómo has llegado a estar aquí. Tan abajo y, a la vez, tan arriba. En un mareo constante del que no te puedes desprender. O si puedes, pero no quieres. Y así van pasando los días.
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