viernes, 13 de diciembre de 2013

En la cabaña del árbol escribíamos mejor

No entiendo eso de olvidar, a lo mejor por eso te sigo recordando. Y fíjate que quizás no te merezcas nada más. Pero qué te voy a decir que no sepas ya. Si ni siquiera sé de quién estoy hablando.

La espera era larga cuando nunca llegabas. Más aún cuando supe que no volverías. Y aún así, aquí estoy, sin saber si vendrás después.

Cada vez me cuesta más recordar momentos felices a tu lado. Hace tiempo que desapareciste y tampoco es que hayas dejado mucha huella. No sé si eso es bueno o malo, tampoco sé si es.

Con los años aprendí a moderar mi carácter. Tener un ejemplo a no seguir es muy útil. Quizás hasta más que uno a seguir. A lo mejor es por eso que creo estar bien. Te lo estás perdiendo todo. Te lo están ganando ellos.

Aunque estemos más cerca que antes, sigo notando la distancia. Si miras desde la calle, ya no puedes verme. A lo mejor si me llamas, no puedes oírme. Pero no llamas. Y no me oyes.

No tenemos fotos juntos. Y hay una que hace tiempo rompí. Los naranjos siguen oliendo bien. Y el limonero te espera para subir. Cazar ranas siempre fue mi fuerte, supongo que por eso te encontré a ti.

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