miércoles, 17 de abril de 2013

Egocentrismo.

Me suelo despertar, una mañana tras otra, muerta de sueño. Aún así, no soy capaz de dormirme a un hora prudente ni un solo día a la semana. También es verdad que es difícil que encuentres a una persona un poco más maniática que yo, como también lo es que empiezo a ver borroso a partir de la tercera caña.

No soy capaz de aguantarme las lágrimas en días de lluvia. Pero si ha hecho sol, ya puede la peor de las noticias venirme a buscar, que hasta las doce de la noche, con un nuevo día, no me verás llorar. No soy cariñosa. Yo diría que una de mis virtudes es no mostrar cariño hacia cualquiera. Al final, siempre hay un cualquiera que te decepciona, así que tampoco me sirve de mucho.

No me gusta el café, me encantaría pasar cada domingo en casa, con mi madre, y prefiero lo salado, muy por encima de lo dulce. En todo. El chocolate me empacha, nunca le eché azúcar a la leche y me cuesta muchísimo abrazar. Otro defecto. Ese y el de ser incapaz de dormir dos horas seguidas si alguien ha invadido mi cama.

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